El hotel
El hotel Hermitage de Montecarlo, hotel de
lujo en pleno centro del Principado de Mónaco, es un remanso de paz y un
símbolo de la elegancia sobria. Muy cerca de las boutiques de Paseo de
Montecarlo Shopping, el Hotel de París y el Casino, se trata de un lugar lleno de
matices con un encanto inusual.
Entrar en el Hotel
Hermitage Montecarlo es admirar la cúpula de Eiffel, que llena la recepción de
una cálida luz, recorrer el invernadero y deambular por el
pasillo Prince que, curiosamente, albergaba las caballerizas. El Hotel
Hermitage de Montecarlo es un lugar con una larga tradición en el buen hacer y
la excelencia.
El punto culminante de una estancia en el Hotel Hermitage Monte-Carlo,
un acceso a las Thermes Marins de Monte-Carlo, spa de bienestar y salud
preventiva ultramoderno de Mónaco, por una entrada interior privada (servicio
incluido para los clientes del Hotel Hermitage Monte-Carlo y el Hotel de Paris Monte-Carlo).
Una propuesta que permite a sus
huéspedes hacer un paréntesis fuera del tiempo para alcanzar el bienestar más
absoluto.
Las habitaciones
Elegante y discreto, el hotel es ideal para
cuidarse. Con 277 habitaciones, 75 suites y suites junior, y 13 suites
Diamante.
Gastronomia
Una cocina que
goza de un reconocimiento sin parangón… Y todo un concepto.
El Limùn es un lugar perfecto para desayunar o
almorzar al mediodía disfrutando de los manjares del chef. También es una excelente elección para merendar y tomar el té
acompañado de deliciosos postres caseros. A la hora del aperitivo, qué mejor
que unas tapas con un cóctel de frutas.
El Pavyllon Monte-Carlo, un restaurante de Yannick Alléno, propone una
carta repleta de manjares excepcionales que pone de relieve los productos
locales para deleite de los sentidos. Una mesa cosmopolita, de acuerdo con la
imagen de Mónaco, muy sencilla. Los días de sol, disfrute de la espléndida
terraza del Hotel Hermitage Monte-Carlo, frente al Mediterráneo, en la conocida
Roca. Excelencia, compartir, modernidad... Tres palabras que describen a la
perfección el Pavyllon Monte-Carlo.
Para tomar algo o pasar la tarde en un
ambiente refinado y elegante, el Crystal Bar posee una
selección de puros para disfrutar con una copa de gran vino o de licor. Las
vistas del Principado y del puerto de Mónaco desde la terraza Crystal Lounge son
maravillosas, sobre todo en verano.