El paseo comienza en la parte alta de los jardines de Boulingrins “a la francesa”. Las instalaciones se construyeron en 1865, y deben su nombre al juego de petanca que se practicaba ya en el siglo XVII.
Salida: En la
parte alta de los Jardines de Boulingrins |
Llegada: Las terrazas del Casino |
Distancia: |
A pie: 40
minutos |
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Dificultad: Ninguna |
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Particularidades: las
personas con movilidad reducida no pueden acceder a algunas obras. |
El busto de Príncipe Carlos III, realizado
por Roland Mathieu MEUSNIER en 1867, es digno de visitar. El Príncipe
Carlos III fue el artífice, en la llanura de Spélugues, del desarrollo turístico
del Principado en esta zona, bautizada “Montecarlo” en su honor en 1866.
La vista de la
Plaza del Casino desde la llanura es magnífica.
Se puede ver
también el Hôtel de Paris, palacio de estilo “belle époque”, que abre sus
puertas en 1864; el casino, inaugurado en 1863 sobre los planos del arquitecto
Godinot, que conoció numerosas ampliaciones, y la Ópera, cuya construcción se
confió a Charles Garnier. Se inauguró en1879 y se edificó en un tiempo récord
de ocho meses y dieciséis días.
En el paseo por
los jardines de la Petite Afrique (a la izquierda de los jardines de Boulingrins),
a la izquierda, llegamos a los jardines de vegetación tropical, que son obra
del paisajista Edouard André. A continuación, nos dirigimos a la Plaza del Casino.
Pasamos cerca de la instalación “Slate Cone for Little Africa“ (1991) de Andy
GOLDSWORTHY, y de “Le Dimitrodon“ (1989) de Claude LALANNE.
En el centro de
la Plaza del Casino se puede ver la obra de
Anish KAPOOR “Sky Mirror”, de 1999.
Alrededor de la
plaza hay varios bustos de artistas, testigos de la importante actividad
cultural del siglo XIX, como el busto de Jules Massenet, realizado por Léopold
BERNSTAMM en 1914, en la avenida de Montecarlo, una placita delante de la
entrada del príncipe de la Sala Garnier, o el busto de Héctor Berlioz de Paul
ROUSSEL, en la terraza del Casino, delante de la Sala Garnier. También es digno
de mención el busto de Diaghilev, de Paul BELMONDO, en la terraza del Casino,
frente a la sala blanca.
Alrededor de la Ópera,
un paseo por las terrazas del Casino permite contemplar el Mediterráneo y los
cabos de la Riviera francesa e italiana. También es un lugar ideal para
descubrir las esculturas de grandes artistas de los siglos XX y XXI: “Reina Mariana”
(2003) de Manolo VALDES, “Adam y Eva” (1981) de Fernando BOTERO, y a lo lejos,
cerca del mar, el mosaico de Victor VASARELY “Hexa Grace” (1979) en el techo
del auditorio Rainiero III.
©Amra Pasic