Un deleite para el paladar en el Principado.
Las bodegas de los hoteles de Mónaco son las mayores del mundo, y los vinos que albergan son excepcionales. Para acompañarlos, hay todo un escaparate de exquisitos manjares al alcance de pocos. Pero en Mónaco, la gastronomía más exclusiva convive con especialidades locales como el Barbajuán, el caldo de pescado o la "fougasse" monegasca, un pan monegasco parecido a la focaccia: platos elaborados con productos sencillos y una antigua tradición. La cultura italiana y mediterránea reinan en la mesa y, por encima de todo, el espíritu de compartir y de sentarse juntos a tomar un plato de pasta o una pizza. Hoy en día, somos ante todo un país con una gastronomía responsable, de temporada, cada vez más ecológica y local.
Paseo de sabores por las calles de Mónaco
La emblemática Plaza del Casino - renovada hace poco y ahora peatonal - está en el corazón de la actividad turística de Mónaco. La terraza de la Brasserie del Café de París es el lugar ideal para disfrutar del espectáculo. Justo enfrente, en el Hotel de París (5 estrellas), están el legendario Louis XV (***) y el Grill (*). Un poco más arriba, en el Hotel Métropole de Montecarlo (5 estrellas) el restaurante propone una gastronomía galardonada con dos estrellas de la Guía Michelín: un punto de partida de un recorrido gastronómico variado..
En la avenida Spélugues el restaurante Gaia despliega una cocina de inspiración griega en un ambiente relajado, y le sigue el Rampoldi, más clásico, para los amantes de la cocina de altos vuelos. Bajando al mar se encuentra el Buddha Bar,
con su local de noche, restaurante y terraza, al ritmo de las mezclas del DJ que domina la sala. Por el camino llegamos a la zona del Portier, donde las opciones se multiplican: el Mozza (italiano), el Cozza (pescado), el Cipriani (neoyorkino) o el Table d’Elise, provenzal. En otro estilo, el pub Mc Carthy’s qtiene un pequeño menú y música en directo al caer la tarde.
Como todo destino balneario que se precie, la vida y la gastronomía se concentran en la orilla del mar. La Avenida Princesa Gracia, bordeando las playas del Larvotto, reúne una oferta diversa que no tiene rival: el Song Qi, de gastronomía china, el Maya Jah, indio, el Maya Bay ocon especialidades tailandesas y japonesas, o el galardonado Blue Bay (**) del chef Marcel Ravin, inspirado en las islas criollas.
Si la Plaza del Casino es el corazón de Mónaco, el alma es la ciudad vieja de Mónaco, conocida como "La Roca". Lugar cargado de historia y tradición, capital simbólica de la villa-estado, reúne restaurantes tradicionales monegascos como La Montgolfière o el Saint-Nicolas. La calidad incontestable de la gastronomía de la Liguria encuentra su sitio en el Castelroc, en la plaza del Palacio, frente al hogar del Príncipe. El Arrow Burger ppropone una original oferta de comida rápida casera. Por último, para los gourmets más golosos, la Chocolaterie de Mónaco, proveedor del Palacio del Príncipe, es una parada obligada.
A los pies de "La Roca" se encuentra el tradicional mercado de la Condamine, lugar de comercio y gastronómico. En el interior del mercado hay una zona para comer donde distintos locales venden sus productos, y que se pueden degustar al momento en las mesas que pone a disposición el Ayuntamiento de Mónaco: cocina italiana, productos tradicionales locales como la "socca", la "pissaladière" o el barbajuán, sushi, pasta, y mucho más. El ambiente es amigable y hasta familiar. Después de comer, nada mejor que un licor para hacer la digestión en l’Orangerie, del otro lado de la calle. No es necesario tomar una botella entera: hay muestras de degustación a la venta.
Como muchas ciudades del Mediterráneo, el puerto es el corazón económico y de paso tradicional. Mónaco tiene dos puertos: Hercule y Fontvieille. El primero es más que nada un lugar de ocio, con locales que atraen a un público variado e internacional: la Brasserie de Mónaco, con cerveza artesana, la Rascasse,
que debe su nombre a la mítica curva del Grand Prix de Fórmula 1, o el Before son algunas de las propuestas más interesantes. También están el Quai des Artistes, inspirado en las "brasseries" tradicionales parisinas, y un poco más lejos Stars‘N’Bars, al estilo de los bares americanos de deportes, que se transforma con una carta a base de productos ecológicos, locales, y platos vegetarianos, con un modelo de gastronomía sostenible. Del otro lado del puerto, la estrella es el pescado de U Luvassu, propiedad de una dinastía de pescadores monegascos, o el Wine Palace, con su exclusiva vinoteca. Se trata de un espacio en constante evolución, donde han abierto locales nuevos como el Crazy Pizza o el Steak‘n Shake.
El otro puerto, el de Fontvieille, reúne una serie de restaurantes muy variados: el Moshi-Moshi, entre el Pacífico y el Mediterráneo, el Beef Bar, para los amantes de la carne, el Graziella, italiano sin estridencias, o el Perles de Monaco con ostras cultivadas en Mónaco.
Con centenares de restaurantes en un territorio de apenas 2,2 kilómetros cuadrados, la gastronomía monegasca es un reflejo del país: una constelación diversa donde caben todos los sabores, donde conviven lo exclusivo con lo sencillo. Es, ante todo, un lugar donde vivir una experiencia única, regresar... Y descubrir siempre algo nuevo.